8 de marzo de 2012

Vegemite sobre una tostada.


Continúa la comedia. El show no se detiene. ¿Para qué? Nadie lo sabe, precisamente ahí es donde todos parecen verle la gracia.
Gloucester, de Melbourne, le mira por encima de su jarra medio vacía -porque apura hasta el último segundo la sensación de que aún le aguarda la suave alegría de un trago de cerveza en el futuro inmediato- y se atreve a recriminarle:
-Te estás conviertiendo en un gilipollas amargado.
-Desearía dormir mil años, pero los ruidos de la calle no me dejan dormir. Me despierta el vuelo de una paloma y los tractores removiendo suelo estéril. - se lamenta él, con la cabeza caída, como pollo de goma.
Y cómo cansa sacudirse los pesos muertos de encima cada día para levantarse y tener que trazar rutas falsas a lugares no especificados. A ninguna parte.
Hazte vagabundo. Renuncia. La mediocridad no existe cuando definitivamente abandonas.
-Tal vez lo haga.
Y Gloucester, que nunca ha estado en Inglaterra, dice:
-Es de cobardes.
-De cobardes es no aceptar que tan solo eres barro mal moldeado. - y ahora se dirige al resto- ¿No queríais retos, acaso la vida no es hermosa por todo lo que ofrece? Pues así es como funciona. Al amanecer, y con la cabeza aún palpitante, deja atrás las polvorientas barracas de Albury-Wodonga.
Entonces, repentinamente mira al cielo y exclama. "¡Matilda! ¿Dónde se ha metido mi Matilda?" La llenaría con tres bolsas de pan de molde y dos tarros de Vegemite. Espera poder dormir bajo un eucalipto salvaje. Pero antes, a la luz de una hoguera, en medio de ninguna parte, bailará el waltzing Matilda.






Waltzing Matilda.








Wasted and wounded, it ain't what the moon did, I've got what I paid for now
See you tomorrow, hey Frank, can I borrow a couple of bucks from you
To go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

I'm an innocent victim of a blinded alley
And I'm tired of all these soldiers here
No one speaks English, and everything's broken, and my Stacys are soaking wet
To go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

Now the dogs are barking and the taxi cab's parking
A lot they can do for me
I begged you to stab me, you tore my shirt open,
And I'm down on my knees tonight
Old Bushmill's I staggered, you'd bury the dagger
In your silhouette window light go
To go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

Now I lost my Saint Christopher now that I've kissed her
And the one-armed bandit knows
And the maverick Chinamen, and the cold-blooded signs,
And the girls down by the strip-tease shows, go
Waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

No, I don't want your sympathy, the fugitives say
That the streets aren't for dreaming now
And manslaughter dragnets and the ghosts that sell memories,
They want a piece of the action anyhow
Go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

And you can ask any sailor, and the keys from the jailor,
And the old men in wheelchairs know
And Mathilda's the defendant, she killed about a hundred,
And she follows wherever you may go
Waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

And it's a battered old suitcase to a hotel someplace,
And a wound that will never heal
No prima donna, the perfume is on an
Old shirt that is stained with blood and whiskey
And goodnight to the street sweepers, the night watchmen flame keepers
And goodnight to Mathilda, too.
T. WAITS




29 de febrero de 2012

Una entrada en día bisiesto: Los días bisiestos son extraños. Podrían parecer días de "demo", días en versión "beta". En los días bisiestos la gente nace y muere igualmente, pero a mí me da la impresión de que estos días con algo así como fantasmas, son como de prueba.
Hay un mercado de las supersticiones por explotar con este tema de los días bisiestos. Para que luego hablen por ahí de los martes 13, o de los viernes 13. Las leyendas urbanas son un material excelente para hacerse oir, ya sea con programas de radio o vendiendo libros. Primero, a la gente le ataca la curiosidad, y luego, no pocas veces, la creencia absoluta en el tema. Entonces nace el mercado de ufólogos y Power Ballances.
En el repertorio de las falacias y leyendas urbanas, hay un subgénero muy nocivo, y es el de aquellas que conjuntan el elemento narrativo con la supuesta verdad puesta a prueba por el método empírico. La leyenda científica.
Una de esas leyendas urbanas con las que he entrado en contacto últimamente es la conocida como "efecto Mozart". Resulta que estaba leyendo estos días cosas relacionadas con la psicología cognitiva y la música clásica, por separado, cuando ambos temas se tocaron en un artículo de la wikipedia, con ese nombre.
La revista Nature publicó en 1993 un artículo en el que se hablaba de la relación entre la música de Mozart y un aumento en la capacidad de retención de información en la mente. Concretamente, el estudio contaba que las personas sometidas durante 10 minutos a la sonata para dos pianos en D mayor K.448*, veían aumentada su capacidad de razonamiento espacio-temporal (sea lo que sea eso).

Eso era todo. Cogido con pinzas, la hipótesis científica que no pudo ser verificada y que, de hecho, fue refutada una y otra vez, se convirtió en una ley de hecho, en una verdad elemental. Mozart te hacía más inteligente, y lo ideal era que se lo pusieras a tu bebé en la cuna, o que las embarazadas pegaran la barriga al altavoz.

Pero la gente oyó más a Mozart de lo que lo habrían oído sin este factor. Podemos decir que la leyenda, en este caso, a pesar de ser un timo, pudo contribuir a elevar el nivel cultural de la gente en conjunto. ¿O quizás degradó al compositor al convertirlo en placebo para premamás locas? Bueno, puede contentarse con saber que su nombre se aplica también a una deformidad. A mí eso, me gustaría. ¿Habrá un pie de Byron?Sea como sea, ahí va la pieza en cuestion. La sonata para dos pianos en D mayor K.448. A ver quién se siente más listo.




Voy a dejarlo así, confieso que hoy no tenía muchas ganas de darle al teclado. Prometo que la próxima entrada será mucho más... más, si tengo un buen tema.

Pero antes, y para acabar bien, voy a regalaros algo que no tiene nada que ver. Un tema de Rossini (hoy es su aniversario), pero cantado por el último castrati. Una cosa muy friki, muy jodida. Una grabación original de Alessandro Moreschi. Una voz fantasma, como un día bisiesto. Para no dormir.





* Eeeeh. Aquí hay una lista con todas las composiciones de Mozart. http://www.classical.net/music/composer/works/mozart/index.php

23 de febrero de 2012

El perro de Nietzsche.


Buenas.

Hoy me proponía escribir algo acerca de la música de Mozart y su relación con una conspiración masónica intergeneracional, y sus influencias en el fenómeno de los "niños prodigio"; pero he decidido cambiar de tema a colación de algo que he visto hoy en la calle.

Comienzo mi relato: Un suceso repugnante. Desde el otro lado de la calle me llamó la atención ver como un tio de entre 25 y 30 años llevaba en brazos a un perro enorme. No especialmente grande, la cuestión no es el tamaño; es decir, que no era un perro bestial ni nada por el estilo. Era un Bull Terrier crecidito, y ese no es el típico perro que uno lleva en brazos.
Como eso me llamó la atención, pues me fijé en lo que hacía el tipo. Aparentemente lo llevaba así para ayudar al animal a superar una cuesta arriba, quizás llevaba prisa. Pero veo que de pronto el tio suelta al animal como si fuera un saco de patatas y empieza a patearle el costillar. No era un toque con el pie, un empujón para animarlo a ir más rápido, a no rezagarse. Había rabia en aquellas patadas. Y el perro le miraba desorbitado y con las orejas caídas. ¿Qué grado de incomprensión no alcanzaría el animal ante aquello? Me temo que estará más que acostumbrado.
No me sorprende la maldad, creo que todos estamos acostumbrados ya a ver cosas así. Se hace exaltación de la violencia y de actos crueles en todos los medios. El propio modo de conducirnos en nuestras vidas está señalado por el enfrentamiento y la superación del otro, la conquista. Lo que me hundió fue que aquello pasara desapercibido. No fui el único que lo vio, pero a nadie parecía importarle una mierda, nadie se fijó, aunque lo vieron. Se acepta el mal mientras no nos concierna a nosotros, mientras no sea algo demasiado agresivo.
Habría estado bien llamarle la atención a ese hijo de puta, supongo que en algún lugar del mundo eso habría podido pasar, pero aquí no. Hoy no pasó. Da la impresión de que vivimos en una época donde ya no vale la metáfora del vaso medio lleno-medio vacío para sacarle el lado bueno a las cosas. El vaso hace tiempo que sólo contiene un culín de agua. Quizás en un futuro conozcamos tiempos mejores, pero hoy, todos los días parecen saturados por esa especie de epidemia de injusticias impunes y de sinsentidos que gobiernan nuestras vidas. Brillan las buenas acciones por su exclusividad y rareza. Creemos escapar ocasionalmente con diversiones superficiales, con relaciones huecas, con la comida y el onanismo. O con la música. Pero es un velo, debajo sigue una cara deforme. La mierda. Un mundo donde la gente aún patea a sus perros y llena las calles de basura. A estas alturas... que diríamos.
Me acordé del famoso suceso que todo el mundo parece conocer de la vida de Nietzsche, lo del caballo apaleado por un cochero*, y cómo el filósofo se abrazó llorando al animal en un ataque de empatía, provocando un escándalo público y sumiéndole en una depresión y en un silencio patológicos.
No llegó tan lejos esto con respecto a mí, pero coño, me sentí fatal. Realmente mal, a la vez que me preguntaba "¿por qué?" Pero no hay un porque. Ya está bien de dotarle de sentido a las cosas. Nada lo tiene.
El próximo día hablaré de música y superdotados (de los de mente).
Adiós.


PD: El de la foto que encabeza la entrada es Nietzsche, claro. Atentos al bigotazo del tío. Jajajaja.

*Hay una película de reciente estreno, un coñazo gafapastista, que habla sobre esto. El caballo de turín, se llama. Bueno, habla del cochero, increíblemente. No sale Nietzsche.