23 de marzo de 2012

El Derby de Kentucky es Decadente y Depravado.

Hoy traigo algo nuevo. La traducción al castellano de "El Derby de Kentucky es Decadente y Depravado"

Es este un artículo originalmente publicado en el Scanlan's Monthly, en 1970, y que no tenía traducción decente, o al menos yo no la encontraba, así que me puse a ello. Es una muestra, de hecho la primera, de lo que más tarde vendría a ser denominado como Periodismo Gonzo. Una especie de subgénero del periodismo en el que el autor se involucra en la acción descrita, utilizando, de algún modo, la subjetividad en su favor.

La figura de Hunter S. Thompson es mítica, pero me limitaré a poner el enlace a Wikipedia con su biografía, porque no me apetece repetirlo todo aquí. Para qué, ¿no?

Es famoso, sobre todo, por un librito titulado "Miedo Asco en Las Vegas" (Fear and Loathing in Las Vegas), en el que describe su viaje a Las Vegas en compañia de su abogado Óscar Zeta Acosta, con el alias de Raoul Duke y Dr. Gonzo, respectivamente. Una crítica del pervertido y destructivo ambiente de la ciudad de los casinos, a la vez que describe el frenético día a día de una Odisea politoxicómana, con el ácido lisérgico y otros alucinógenos como telón de fondo.

Sería llevada al cine por Terry Gilliam en 1998.



Una versión cinematográfica del personaje habría sido encarnada con anterioridad por Bill Murray, con Peter Boyle en el papel del Dr. Gonzo.




Quizás algún día me anime a dedicar más tiempo a hablar de este autor. Ahora, de momento, me limitaré a colgar aquí su "El Derby de Kentucky..." y añadir que debe bastante a su colaboración con el ilustrador inglés Ralph Steadman, autor de los dibujos que acompañan al original y que también he querido meter en esta traducción, pues me parece que son de aparición obligada en toda presentación que se haga del texto, en tanto que forman parte inherente del mismo.



Hunter S. Thompson y Ralph Steadman.

Steadman es conocido también, aparte ya de por su peculiar y original estilo de dibujo, por estar a cargo de otros trabajos, como alguna edición de las obras de Lewis Carrol o de Rebelión en la Granja, de George Orwell.
http://www.ralphsteadman.com/



Bueno, sin más preámbulos, aquí dejo el enlace:




---CLICK AQUÍ---











Audiolibro en inglés en Spotify, por Tim Robbins, Dr. John, el propio Streadman y otros.







Correción del 12 de mayo de 2012: He subido una traducción corregida y definitiva, atendiendo a comentarios constructivos, en la que creo que ya no hay ni faltas ortográficas ni errores tipográficos. Así mismo, he añadido un par de notas a pie de página, y revisado las que no daban suficiente información.



15 de marzo de 2012

Sic semper tyrannis.







Vivimos la última época del mundo. Los próximos años serán testigo del sufrimiento y muerte de miles de seres. Se derrumba el orden tal como lo hemos conocido hasta ahora. Ninguna generación en el futuro, al menos durante mucho tiempo, conseguirá igualar los logros que la humanidad ha alcanzado a día de hoy, y que se desvanecen en este cataclismo aparentemente sin freno.
El emperador Diocleciano estaba pálido y demacrado cuando asomó al balcón de su palacio. Sobre su cuerpo se apilaban las telas y ornamentos de un déspota oriental; era una parodia. El imperio estaba tan enfermo como él, sostenido por débiles hilos. Aunque haría todo lo posible por preservar las antiguas estructuras, pronto sus sucesores se repartirían los despojos. ¿Merecería la pena vivir para ver morir allí lo que tanto había costado? Aquel legado, aquel dominio, que era herencia de guerras innumerables, de batallas ganadas en tres continentes, y que cedía ahora, cedía...
No quedaba nada de aquel tiempo ya lejano en que este imperio aún era un proyecto indefinido, que se tambaleaba al dar sus primeros pasos sin saber bien hacia dónde debía dirigirlos. Cuando todo el mar comenzó a ser circunvalado por la misma hegemonía, cada conquista era un clavo en el ataúd de los antiguos poderes. Tarde o temprano, debía darse un golpe de efecto, algo que demostrara que Roma no era patrimonio de guerreros, ni de usurpadores oportunistas. Sila y los Escipiones, primero, y la inportunidad de los Gracos y el peligroso triunfo de Pompeyo, luego, habían puesto en jaque las tradicionales bases sobra las que se apoyaba el gobierno absoluto de los senadores. Él último, Julio César, de la familia de los Julios, amenazaba con tiranizar la vieja república como dictador perpetuo. Su linaje tenía una tradición ancestral; remontándose a los tiempos de Alba Longa y a la misma diosa Venus. Pero aunque los Brutos no podían remontar su linaje a reyes ni a dioses, ¿quién necesita esgrimir el nombre de antiguos monarcas cuando puede exhibir al primero de los cónsules? La Historia le llamaba a poner freno. No creía ceder a oscuras conjuras, al contrario, suyo era el deber, la salvaguarda. Su traición, para sí, no era tal.
En los ojos de César había miedo. La vida abandonaba su cuerpo a través de cada una de las veintitrés heridas de daga.
Quizás habían salvado la Historia, una vez más. Quizás un Bruto fuera de nuevo elevado a los altares, marcando el recorrido, velando por la libertad del Senado y del Pueblo de Roma como un genus protector.
Quizás...
Mientras, los primeros rayos de sol de aquel quince de marzo despuntaban desde el otro lado del horizonte, por encima de los muros y de las siete colinas, e iban a parar contra la cubierta dorada del Capitolio, coronando a la propia ciudad con un haz de luz. Parecía que aquel día nacía de nuevo el mundo. Una época nueva.

8 de marzo de 2012

Vegemite sobre una tostada.


Continúa la comedia. El show no se detiene. ¿Para qué? Nadie lo sabe, precisamente ahí es donde todos parecen verle la gracia.
Gloucester, de Melbourne, le mira por encima de su jarra medio vacía -porque apura hasta el último segundo la sensación de que aún le aguarda la suave alegría de un trago de cerveza en el futuro inmediato- y se atreve a recriminarle:
-Te estás conviertiendo en un gilipollas amargado.
-Desearía dormir mil años, pero los ruidos de la calle no me dejan dormir. Me despierta el vuelo de una paloma y los tractores removiendo suelo estéril. - se lamenta él, con la cabeza caída, como pollo de goma.
Y cómo cansa sacudirse los pesos muertos de encima cada día para levantarse y tener que trazar rutas falsas a lugares no especificados. A ninguna parte.
Hazte vagabundo. Renuncia. La mediocridad no existe cuando definitivamente abandonas.
-Tal vez lo haga.
Y Gloucester, que nunca ha estado en Inglaterra, dice:
-Es de cobardes.
-De cobardes es no aceptar que tan solo eres barro mal moldeado. - y ahora se dirige al resto- ¿No queríais retos, acaso la vida no es hermosa por todo lo que ofrece? Pues así es como funciona. Al amanecer, y con la cabeza aún palpitante, deja atrás las polvorientas barracas de Albury-Wodonga.
Entonces, repentinamente mira al cielo y exclama. "¡Matilda! ¿Dónde se ha metido mi Matilda?" La llenaría con tres bolsas de pan de molde y dos tarros de Vegemite. Espera poder dormir bajo un eucalipto salvaje. Pero antes, a la luz de una hoguera, en medio de ninguna parte, bailará el waltzing Matilda.






Waltzing Matilda.








Wasted and wounded, it ain't what the moon did, I've got what I paid for now
See you tomorrow, hey Frank, can I borrow a couple of bucks from you
To go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

I'm an innocent victim of a blinded alley
And I'm tired of all these soldiers here
No one speaks English, and everything's broken, and my Stacys are soaking wet
To go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

Now the dogs are barking and the taxi cab's parking
A lot they can do for me
I begged you to stab me, you tore my shirt open,
And I'm down on my knees tonight
Old Bushmill's I staggered, you'd bury the dagger
In your silhouette window light go
To go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

Now I lost my Saint Christopher now that I've kissed her
And the one-armed bandit knows
And the maverick Chinamen, and the cold-blooded signs,
And the girls down by the strip-tease shows, go
Waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

No, I don't want your sympathy, the fugitives say
That the streets aren't for dreaming now
And manslaughter dragnets and the ghosts that sell memories,
They want a piece of the action anyhow
Go waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

And you can ask any sailor, and the keys from the jailor,
And the old men in wheelchairs know
And Mathilda's the defendant, she killed about a hundred,
And she follows wherever you may go
Waltzing Mathilda, waltzing Mathilda,
You'll go waltzing Mathilda with me

And it's a battered old suitcase to a hotel someplace,
And a wound that will never heal
No prima donna, the perfume is on an
Old shirt that is stained with blood and whiskey
And goodnight to the street sweepers, the night watchmen flame keepers
And goodnight to Mathilda, too.
T. WAITS